
Juanito Makandé y la evocadora calidez del sur
Ponte en situación. No hay obligaciones ni relojes y tan solo te guías por la posición de ese Rey Sol que sigilosamente va preparándose para el gran truco final de escapismo con el que, envuelto en un portentoso cielo de naranja imposible, desaparece para dar paso a la más estrellada de las noches a la orilla del mar.
En mayor o menor intensidad, todos hemos vivido un momento de paz y conexión con el entorno de este calibre, que se ve amplificado si tiene lugar en alguna de esas sosegadas playas de la costa gaditana. La visión del continente africano al fondo le aporta otro puntito de unción al momento de hipnótico trance.
Y en ese instante suena, casi inaudible al principio pero cobrando reveladora relevancia hasta el instante de clímax en el que todo suavemente se funde, Juanito Makandé con su 'Niña voladora' o con 'Cuando te empecé a querer', 'Tocar las nubes', 'Cantar desnudos' o 'Arañando el aire'.
Puede que haya sonado una o que hayan sonado todas, pues como decíamos, el tiempo es lo de menos cuando es la armonía la que rige nuestro rumbo en manso tránsito desde el día a la noche. Cervecita fresquita en mano primero, quizás un par de mojitos rebosantes de hierbabuena después. Sin prisas. Sosegados.
Puede que, efectivamente, la banda sonora para ese momento que te llevarás a la tumba haya sido algún tema de 'Muerte a los pájaros negros' de Makandé (su último disco, Premio MIN de la Música Independiente), pero también es probable que, si has alcanzado el deseable estado orgásmico en el que todo te da igual y eres incapaz de centrarte, te hayan acompañado algunos otros.
Canteca de Macao, por ejemplo, con esa delicadeza de 'Llévame', uno de sus temas más insinuantes de su reciente último disco, 'Lugares comunes', en el que Anita canta "yo soy del aire, del aire quiero ser". Dan ganas de tirar las llaves del coche al océano y regalar tu suerte futura al azar.
Y bueno, aunque La Mari haya dado carpetazo a ese flamenco-chill que ella misma creó con sus primeros compañeros de Chambao, puede también que sea ella la que te esté meciendo sin que apenas lo notes, soplando delicadamente detrás de tus orejas. Tú piensas que es el viento de Levante, más no. No todavía.
Y atento, pues si la canción que se te cuela dentro dice "el tiempo sigue a su ritmo haciendo malabarismos y el aire sigue a su bola, él se piensa que controla, también lo pensaba yo", es que tienes a Miguel Campello ejerciendo de magnético trilero en tu momento de debilidad. Sin margen para la reacción, hipnosis sin retorno.
Otros posibles culpables de que hayas alcanzado el nirvana playero al atardecer, lejos de los rugidos del asfalto, pueden ser Mario Díaz con su 'Cuando aprenda a volar', El desván del duende con 'Nudo marinero' o incluso D'Callaos con ese himno de inevitable contoneo y tan elocuentemente titulado 'El sur'.
"Sé que te han cantado alguna vez, sé que queda poco por decir, sé que si el tiempo se detiene y las prisas no convienen, es que estoy cerca de ti. Y aquí en el sur, cada noche hay luna llena, aquí en el sur, pasará a mi vera", canta dulcemente Maribel 'La Canija' de D'Callaos con atrayente y narcótico balanceo.
Más frenética es la propuesta de Los Aslándticos, idónea para ese momento en el que ya has sobrepasado la barrera sensorial y la palabra ciudad solo significa un pasado rutinario y opresivo del que zafarse por una cuestión a vida o muerte. Las ganas de dar palmas y cabriolar son las que ahora toman los mandos porque 'se trata de Andalucía'. ¿Y qué?
Es mejor que no te importe, ciertamente, nada en demasía llegados a este punto, pues el estado de pacífica enajenación se verá amplificado por el infatigable trote garrapatero de El Canijo de Jerez, tal vez con 'Colgado de las nubes' o quién sabe si con ese 'Hola buenos días' que de alguna manera cierra el círculo cuando el Sol vuelve a asomar y vuelves a adquirir consciencia de ti mismo.
Parece que retomas el autocontrol pero ahora que has adquirido nueva sensibilidad para cierto tipo de sonidos, descubres a lo lejos la manera de seguir sin romper el hechizo gracias a la 'Canela en rama' de El Kanka cantando aquello de "yo que siempre fui nocturno hoy me quedo a ver amanecer...". Venga, quédate un poquito más, no importa nada y todo saldrá bien.