
Iván Ferreiro en Londres. Un poquito más cerca de casa
Crónica Iván Ferreiro Londres – 27 abril 2018 – The Grand
Decía Iván Ferreiro en su reciente entrevista en Rock Sin Subtítulos que esperaba que sus conciertos en Londres y Dublín supusieran para la audiencia “un poco de alegría y que se sientan por un rato en casa”. Bueno, si ese era el objetivo, lo consiguió con creces a lo largo de las casi dos horas que estuvo sobre el escenario del Clapham Grand, repasando algunos de sus temas más conocidos en solitario y con Los Piratas.
Abrió la velada sentado al piano y con una confesión. “Me toca tirar” es esa canción que camina por el lado más íntimo de la personalidad de su autor. Ideal para crear cercanía y conexión con el público.
“¡Buenas noches! Desde que os fuisteis, se fue todo a la mierda”, son sus primeras palabras dedicadas a la platea justo antes de atacar “El bosón de Higgs”. La energía de la sala no para de subir y subir en esos soberbios dos últimos minutos de canción.
En estas estábamos cuando, ya con Iván de pie en el escenario y micrófono en mano, llegó la primera dosis de “nostalgia piratera”: la infalible “M”. Sin duda el público ha venido a conectar con sus recuerdos. Y aquellas canciones de la banda gallega forman parte del pasado emotivo de todos. “La otra mitad” es el primer tema de la noche perteneciente a “Casa”, último disco de Iván Ferreiro. Un tema irresistible gracias a su aire sixties.
“Canciones para el tiempo y la distancia” da un cierto respiro. También a la banda. Iván está acompañado esta noche por su inseparable escudero, su hermano Amaro, a la guitarra rítmica. Ricky Falkner, productor del último trabajo de Iván Ferreiro, aparece siempre en segundo plano. Esta noche se ha “disfrazado” de bajista. Emilio Saiz es un auténtico espectáculo. Se dobla sobre su guitarra, un poco al estilo Jonny Greenwood, y arranca sonidos afilados y cargados de intensidad mientras pisa los pedales de distorsión.
“¿Estáis a gusto? ¿Suena bonito?”. A estas alturas el gallego ya tiene al público en el bolsillo y juguetea con “Toda la verdad” y una pose con la mano en la cintura. Pavoneándose a lo Jagger y distorsionando la voz con un pequeño artefacto situado cerca de su teclado. “Pájaro azul” pone a toda la sala a bailar y “Ciudadano A” despierta los fantasmas de aquella infausta guerra en Irak.

La poesía desgarradora y a veces críptica está presente en muchas de las letras de Iván Ferreiro. “Extrema pobreza” describe la impotencia de ver un amor que se acaba mientras que “El viaje a Dondenosabidusientan” parece un relato al borde de la locura tras una ruptura dolorosa.
Una luz púrpura barre el escenario e Iván se queda solo con su piano. “Farsante” tiene ese encanto de las melodías románticas de los años setenta y “Promesas”, el himno de los Piratas, pone a todo el mundo a cantar y abrazarse en verdadera comunión con el artista. “El equilibrio es imposible” y la obligada “Años 80” vuelan muy alto y hacen recordar “Ultrasónica”; el disco más reconocido de los vigueses.
El concierto se acerca a su final y la artillería pesada atrona a pleno rendimiento. “Cómo conocí a vuestra madre” suena alegre y sexy. Y “SPNB” es una preciosa ranchera que berreamos brazos en alto. “El dormilón” y, por supuesto, “Turnedo” cierran la velada con la banda bailando al ritmo de la música de la sala y la concurrencia pidiendo aun más.
Hoy no podrá ser. Han sido dos horas para vibrar y reír. Y también recordar; de la mano de un artista que da la sensación de estar en uno de los mejores momentos de su carrera.
Y siento que sí: usted nos acercó un poco más a casa, señor Ferreiro.
Una crónica de Manuel Requejo del blog A head in the clouds.