
Pogos, osos pandas y aquelarre punk en Londres
Crónica Lendakaris Muertos - 29 abril 2017 – Nambucca (Londres)
Ya teníamos ganas de ver a los Lendakaris en Londres. Al final llegaron de la mano de Rock Sin Subtítulos y desde luego que la espera mereció la pena. El punk es sobre todo una cuestión de actitud y ellos la derrocharon a borbotones la noche del pasado sábado en el escenario de Nambucca. ¿La fórmula? Riffs guitarreros desenfrenados y letras corrosivas que, sin abandonar el humor, no eluden ningún tema polémico.
Crestas, tres tipos disfrazados de osos pandas, unos hinchas del Alavés y público variopinto abarrotando la sala
Crestas, tres tipos disfrazados de osos pandas, unos hinchas del Alavés y, en general, público variopinto abarrotando la sala mientras clásicos del rock patrio suenan desde una hora antes del concierto. Para abrir boca los locales Crybaby Special pusieron los primeros acordes de “ska Made in England” de la noche. Y Brocker, la banda de los Mugika, descargaron con fuerza temas de su recién grabado LP. El trío se metió al respetable en el bolsillo con una espídica versión del “Blitkrieg bop” ramonero y provocaron los pogos al son de ese pildorazo de punk acelerado que es su “Gimme Gimme Some Rock n Roll”.
Pocos minutos antes de la hora prevista, escuchamos el himno de la Unión Soviética y los Lendakaris se suben al escenario con su ya famoso saludo “robado” a Jane´s Addiction (“Nosotros tenemos más influencia con sus camellos que tú tienes”) y atacan con “Tenemos a la pasma”, temazo que abre su último álbum hasta la fecha, “Cicatriz en la matrix”.
Un ligero parón para ajustar unos herrajes de la batería y mucho cachondeo por parte del cantante de la banda, Aitor Ibarretxe (“¡Ojo con lo que os metéis aquí, que este es un país serio!”) son el preámbulo para los primeros himnos de la noche. “Cerveza sin alcohol”, “El último txakurra” y “Estamos en esto por las drogas” suenan prácticamente sin solución de continuidad. Pero es con la siguiente, “Cómeme la franja de Gaza”, con la que el local se viene abajo. Los vasos con cerveza vuelan por los aires y el público empieza a asaltar el escenario. Mención especial para el miembro del equipo que, con una sonrisa y sin más empujones de los debidos, se encargará de desalojar a la gente de ahí arriba durante todo el concierto.
Los Lendakaris suenan compactos y con fuerza. Se nota que llevan unos cuantos meses de gira y tienen la maquinaria bien engrasada
Los Lendakaris suenan compactos y con fuerza. Se nota que llevan unos cuantos meses de gira y tienen la maquinaria bien engrasada. El show está lo suficientemente rodado pero, al mismo tiempo, deja espacio para la frescura y cierta improvisación. Aitor pasa buena parte del concierto entre el público pasando el micrófono de mano en mano y bailando con nosotros. Hay varios momentos de la noche en los que el único “Lendakari” sobre el escenario es Potxeta, batería del grupo. La invasión ya es tal que nuestro amigo de la organización necesita ayuda del imponente seguridad que trabaja en la sala para sacar a la gente de ahí. Éste último no sabe sonreír.
Llevamos nueve canciones en menos de veinticinco minutos de concierto. ¡¡Esto se llama punk desquiciado, señores!!
Acaba de sonar “Detector de gilipolleces” y miro el reloj. Llevamos nueve canciones en menos de veinticinco minutos de concierto. Contando con alguna parada técnica, la media sale a unos dos minutos escasos por canción. ¡¡Esto se llama punk desquiciado, señores!!
Ponemos el “Modo Dios” - uno de los temas de “Cicatriz en la matrix” que va camino de convertirse en himno-, y me fijo en Joxemi, el “recién llegado”. El tío parece haber nacido para el puesto de guitarrista de los Lendakaris. Se lo pasa teta encima de las tablas y no da ni un acorde en falso; y eso que no para de brincar. Jokin, con mucho oficio al bajo, ejerce de metrónomo humano y mantiene preciso el ritmo de la banda ayudando a Potxeta que tiene problemillas con sus platos una y otra vez.
Claro que un concierto de Lendakaris no es para estar muy atento al detalle. Una zapatilla me pasa cerca de la oreja y Joxemi pregunta al público por su dueño. Con “Ni sí, ni no, ni todo lo contrario” se monta un tremendo pogo entre las primeras filas que pronto se extiende a toda la sala. Veo de nuevo a los osos pandas y me pregunto cómo se puede aguantar dentro de ese disfraz. El calor es sofocante y el front man nos enseña cómo sus “gayumbos” se pueden estirar hasta la sobaquera, etc.
Hace falta un voluntario para el “Beso gaztetxero” y ha de ser alguien local. Los Lendakaris Muertos hermanando culturas.
Hace falta un voluntario para el “Beso gaztetxero” y la única condición que pone Aitor es que el “afortunado” sea un local. Sube un tal Mike al escenario y se lleva de recuerdo un beso de tornillo del cantante. A Mike se le empañan las gafas. Como debe ser: los Lendakaris Muertos hermanando culturas.
La voz de Aitor está todo el concierto a muy buen nivel. En menos de 24 horas, había cambiado el escenario del Viña Rock, en Villarrobledo, por el del norte de Londres. Si le afectaron los más de 2000 kilómetros de distancia, desde luego no se notó.
Nos acercamos al final de la velada y es inevitable empezar a echar cuentas de los temazos que aun no han sonado y que no pueden faltar en este aquelarre Lendakáriko. Una a una van cayendo sobre nosotros “Y sin embargo, te quiero”; esa sátira sobre el ciclismo dopado que es “Drogopropulsado”; “Arnaldo (Schwarzenegger; será gobernador…)”; “Centro Comercial”; “Se habla español” ; “Veteranos de la Kale Borroka” - uno de los hits más coreados de la noche-; y por supuesto “Gora España”, camiseta de la selección con el número 13 incluido.
“Nos queda oferta todavía”, nos dice Aitor. Y de allí no se mueve nadie. “¡¡¡Exta sí, Exta no!!!” y las ojeras farloperas del “Oso panda” ponen fin a la fiesta con el cantante vestido con su batín a lo Hugh Hefner haciendo stage diving entre el público.
Después del concierto puedo ver a algunos de los Lendakaris charlando animadamente con la gente. Para nosotros es el momento de “exprimir” la camiseta para sacarle el sudor y acercarse a la barra a recuperar líquidos:
- Hi! Can I have a Kalimotxo, please?...