Su nombre llevaba sonando como una de las grandes promesas del pop nacional, cada año con más insistencia, hasta que, sin estruendos ni hypes, Zahara se ha convertido en una de las voces femeninas más importantes de la escena Española. Una artista con una credibilidad descomunal capaz de conquistar oídos tanto entre campo abierto como en los nidos de entendidos y sibaritas.
Cada uno de sus discos ha sido más personal y arriesgado que el anterior. Ha subido la apuesta con cada uno de ellos, exponiéndose, retando a su público a seguirla un poco más allá, y siempre le ha salido bien la jugada. Zahara no es una de esas princesas crónicas de la radio fórmula, sino alguien que compuso su primera canción a los doce años y que desde entonces ha ido ganándose gramo a gramo el derecho a hacer lo que le dé la real gana. De ahí que su último trabajo, “Santa”, bascule entre la ferocidad y la dulzura, como si ambos extremos fueran en el fondo los dos cabos de una misma cuerda, los frutos indistintos de una misma pasión.
Y de eso ella también sabe. Allí también ha crecido y con cada uno de sus trabajos ha ido más y más hondo, siempre buscando tocar hueso en sus canciones, abordar el querer como quien lo entiende todo y a la vez no entiende nada y a veces pone un poco cara de tonto, porque es todo muy simple pero complicado a la vez. Pero lo que importa es que sus canciones siempre tratan de emocionar y lo consiguen. Siempre buscan removerte algo por dentro.
Parecen haber corrido décadas desde la publicación de su primer disco, bajo el ala de Carlos Jean, pero en realidad apenas han pasado seis años. Seis años en los que su evolución como artista ha sido tan firme como imparable, en que aquella chica algo tímida de “Merezco” se ha convertido en una mujer sin miedo a nada y con uno de los discursos musicales más sólidos e interesantes del panorama actual; seis años hasta desembocar en su mejor álbum hasta la fecha, el más atrevido, contundente y contagioso, precisamente el que va a presentar en Londres de la mano de Rock Sin Subtítulos™. Tenemos nueva reina (y santa) entre nosotros.